lunes, 19 de diciembre de 2022

¡A LA MIERDA EL TRABAJO!

 


Mi amigo Rogelio me hablo esta mañana, estaba molesto porque por alguna razón inexplicable ya no necesitaron de sus servicios. Rogelio me contó que su jefe decidió correrlo para ahorrar algo en la nómina, ya que las bajas ventas hacían estragos en los gastos. “Digo, eso hubiera sido lo decente, pero no me dijo nada y termino corriéndome poniéndome de frente al de recursos humanos y diciendo que hice mal mi trabajo.” 

A Rogelio lo despidieron en Navidad, en el límite de poder pagar la renta y ahora solo le quieren dar una cantidad de dinero por sus servicios que van de menos de los mil pesos, algo ridículo e insultante.

Cabe resaltar que el mismo despido ha sido injustificado basándose en diferentes artículos de la Ley del Trabajo.  Pero aun así lo hicieron porque se piensa que por no tener un contrato, ya que no existe la forma de comprobar la relación laboral.

Pero es que la joda de esto no es solo el despido, sino todo. Una estructura de poder donde se ejerce la vieja escuela de la violencia laboral y una cadena de poder en el que todos están en la misma situación de ser “cagados” por el más mínimo error. No existe la negociación o la enseñanza, solo el miedo a ser despedido, lo cual de por sí habla de los problemas que podría tener este lugar. “Entonces me despidieron por la razón más ridícula… estar enfermo.” Podría parecer un chiste, pero así es, lo despidieron por contraer influenza en época de influenza y tener que faltar dos días, esto gracias a que se le pide constantemente trabajar con mucha gente, por lo que sería normal que esto pasara, pero sus jefes piensan que no es así. Puede ser una excusa, puede ser una tontería, puede ser que no sabían como despedirlo, pero de eso se trata, de entender como despedir a la gente. De ser honestos y de ser consientes de que en diciembre y enero, la búsqueda del trabajo es un poco más complicada en muchas fechas y que este proceso no se hace de la noche a la mañana. Problemas del poder supongo.

Rogelio piensa en muchas cosas. En algún momento en que un accidente laboral fue tratado de la forma más indignante. “Me levante y me abrí la pinche cabeza, me pegue con una viga de la bodega. Pensé que me llevarán al doctor, pero la solución fue cerrarme la herida con Kola Loka.” Increíble, pero cierto, esta última parte, investigue un poco sobre esta práctica, la cual es muy común en muchas empresas. Pues se pueden ahorrar el llevar a algún trabajador herido a la cruz roja.

Rogelio en estos momentos está confundido, sin mucha voluntad de pelear. No sabe el porqué real de su despido. Lo ha preguntado varias veces, pero la respuesta general del RH es “Porque así me lo pidió el jefe.” 

“Demandaré, creo… no quiero, pero no tengo de otra.” Lo dice con tristeza, recuerda que ha dejado muchas cosas por cumplir. El ayudar a su padre enfermo. El apoyar a su hermana. El ver a su esposa en las noches. Lo ha sacrificado, pensando que ese era el deber. “¡A la mierda el trabajo!” Me dice, ¿Qué hará? No lo sé, pero teme porque le tiene cierta estima y admiración a quien lo contrató. Síndrome de Estocolmo pienso yo. 

Espero que lo logre, que de menos haya algo de dignidad en todo esto. Lo espero… lo merece…

Si las cosas serán así.

¡A la mierda el trabajo entonces!

¿De qué sirve el Futbol?



Les dejo esta bonita ilustración de este gran artista que es
Coca Paredes.

Y se termina el mundial, la fiesta del deporte que hermana a todas las naciones del mundo, aunque esa es una pequeña mentira porque solo hermana a 32 y las demás se quedan ahí como testigos de como pudo haber sido llegar a participar en este gran evento. Nosotros, los mexicanos, por alguna rara razón, siempre pasamos y terminamos dando poco show en la cancha, pero si mucho en las calles. Por eso, igual nos quieren en los mundiales, no por tener un futbol de primera, pero sí por ser gente de primera en cuanto a diversión y entretenimiento. ¿Pues quien no vio a esos nacionales vestidos de jeques árabes infundiendo el terror a los extranjeros para después develarse como hijos de la patria? 

Así termina nuestro mundial en una tierra tan lejana y poco conocida, que si bien ha sido el centro de competencia de diferentes Rallys, no creo que lo vuelva a ser de algún mundial. Que a pesar de las sorpresas, como la de Japón haciendo homenaje a los Supercampeones al ganarle a Alemania, el campeón sería la Argentina, heredero de futboles mágicos maradodianos, hoy messianos.

Y es que a estas fechas y con la CLARA CORRUPCIÓN DE LA FIFA al darle a sede a un lugar donde sus temperaturas llegaban a 45 grados en verano (razón por la que pasaron el evento en invierno porque de lo contrario se convertiría en una masacre) y la posible metida de mano del PSG con su estrella, Lionel “¿Qué miras Bobo?” Messi, uno se preguntara si vale la pena seguir siendo  fan del futbol. Yo debo confesar ante esto que solo soy un villamelón mundialista, un tipo que solo agarra este evento para divertirse y culturizarse un poco sobre el deporte, después de esto, nada me importa en el fútbol, todo se me hace repetitivo y poco interesante, pero el mundial, por el contario, se me hace un grandioso experimento social, increíble en todo aspecto, ya que contiene demasiadas variantes, entre ellas el choque cultural que se ha dado en este último con las reglas tan estrictas de un estado islámico. Pero sé que no muchos piensan como yo, sé que mucho dirán “¡Que aburrido!” Y es cierto, aburrido lo es, porque aquí lo que importa son las superestrellas, los goles, los trofeos, lo de siempre. Y ahora que este evento parece más corrupto que el Nobel, ¿Valdrá la pena el Futbol? Y yo les diría, lo vale. Porque a pesar de las constantes decepciones, siempre hay algo de alegría que puede llevar uno a casa. Porque ese país tan golpeado por un dólar a 172 pesos argentinos, cantará, celebrará y tendrá una pequeña victoria. Porque Argentina es un máster en tener problemas de ese supuesto tercer mundo, pero futbol de primera. Que por lo menos les alegrara a muchos que sobrevivieron a los embates de los británicos con las Malvinas tener de nuevo ese sentimiento de que no todo está mal, de que el argentino gana, bien o mal, pero gana. Que a mi querida Celeste, que se nos fue hace un año, le hubiera alegrado ver a su país ganando en tierras árabes, y por eso también escribí esto, porque cada vez que vea algo bonito sobre Argentina, la recordaré a ella.

Y es triste, porque se habla de corrupción y manipulación. Pero, ¿Como saberlo? ¿Como quitar esa pequeña semilla de alegría? Que dicen odia a la iglesia, no a los que creen en ella. Ya que el Futbol todavía tiene nobleza, que todavía a muchos nos ha enseñado sobre el esfuerzo y el jugar en equipo, porque de ahí muchos llaneros pudieron sobrevivir y darle de comer a su familia. Así es, sigue siendo necesario porque la cancha es un lugar donde nos comunicamos sin hablar, donde convivimos sin conocernos, donde nos amistamos a pesar de ser contrarios Y sé que esta última tesis no es acertada del todo, pero en la mayoría de los casos, como hoy, veo argentinos abrazados con mexicanos y cantando a todo pulmón el Marado. No me importa si jeques corruptos pagaron millones de dólares para que esta fuera la final. ¡Ya qué! Contra millonarios corruptos no se puede ir en contra, pero por lo menos rescatar lo bonito de este deporte, de recordar como mis primos y yo nos apoderábamos de las calles pateando un balón de la tarde al anochecer hasta que nuestras piernas terminaban acalambradas.

Habrá bueno o malos recuerdos. Pero esto el futbol no morirá, eso es seguro. Morirán las asociaciones si siguen buscando el cómo consentir los deseos ridículos de los poderosos. Porque si hay una sociedad, hay futbol. Si hay un libro, hay futbol. Si hay hermandad, hay futbol. Si nos vemos a los ojos y podemos competir durante 90 minutos y después darnos la mano felicitándonos por un buen juego, es que hemos cumplido el objetivo.

Juega justo, juega limpio. 

Ojalá la FIFA recuerde que ellos fueron los que promocionaron esa gran frase, FAIR PLAY.

FAIR PLAY, FIFA.

FAIR PLAY.